sábado, mayo 14, 2016

HABLAR-VOCIFERAR EN PÚBLICO POR EL MÓVIL

No es infrecuente que algún pasajero del autobús - doy fe de ello - hablé en voz tan alta por el móvil que hasta el conductor en su cabina llegue a enterarse del contenido de la conversación. Comentando esto con una persona que ha recorrido medio mundo, me dice que en Japón poca gente habla en público por el móvil, especialmente en transportes o en locales cerrados públicos. Si es urgente y no queda más remedio que hacerlo, se tapan la boca, hablan en voz baja e intentan acabar la conversación cuanto antes.

Los japoneses hacen un uso brutal de su móvil - matiza mi interlocutor - y hasta han creado novelas por capítulos que se mandan directamente al móvil, pero usarlo para hablar en espacios públicos está mal visto.

Esta misma persona me dice que aquí, en Carpetobetonia, hablar bien levanta todo tipo de suspicacias y de sospechas. Hablar mal mola más, añade.

Yo le digo que de la singularidad de las costumbres japonesas algo sé, pero en lo referente al "aquí y ahora" está exagerando bastante. Creo...

Sin embargo,  tengo que admitir que a mí me critican y hasta llegan a reírse algunos porque tengo la costumbre de poner los acentos cuando envío algún mensaje por WhatsApp. Eso no está reñido con que cometa frecuentes incorrecciones. Son tan minúsculas las teclas...

25 comentarios:

  1. Amigo Luis Antonio, aunque se rían no dejaremos de poner los acentos y aunque se mofen, sentiremos vergüenza por nuestros errores ortográficos. Ante la escasez de una buena educación, el hecho de tenerla ya es un "plus", es positivo. Quien grita en el autobús, con el telefonillo o sin él, es un maleducado que molesta.
    Saludos
    Francesc Cornadó

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    1. No puedo estar más de acuerdo con todo lo que expones, amigo y admirado Francesc.

      Un abrazo

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  2. Y sin embargo dicen que los países más ruidosos y la gente más escandalosa son los japoneses y los españoles.Sabiendo lo ritualistas que son y si eso se considera una buena educación,(que la comparto), al fin y al cabo una conversación por el móvil no deja de ser privada.Esto en cuanto a gritar y también que cuando estas en conversación con alguien se interrumpa varias veces para atender los wasapp´s.Eso de poner los acentos o comerse alguna h como no se siente, pasa muchas veces por no revisar lo que escribes...y eso a mi me ha dado algúna vergüenza por ir con prisas:mal remedio las prisas no son buenas nunca.

    Aprovecho para desearte un buen fin de semana.

    Abrazos.

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    1. Es cierto que los japoneses también tienen la fama que señalas, pero parece ser que en el terreno de las conversaciones privadas por móvil son muy discretos. Me quedo con esta virtud...

      Una cosa es cometer errores intencionadamente y otra muy distinta es hacerlos sin querer...

      Un fuerte abrazo, estimada Bertha

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  3. Yo soy también de los que soy especialmente sensible sobre estas cosas. Y si te ves apurado y tienes que contestar una llamada en público, tienes que apartarte discretamente.
    Escribí hace unos años una entrada en la que relataba cómo la mujer joven que se me había sentado al lado en el tren (Madrid-Valladolid) hablaba por teléfono con una amiga contando que había estado con otro que no era su novio y estaba hecha un lío. Dio nombres, detalles...
    En lo que sí te doy la razón es en que el fenómeno es más de estas tierras, en donde parece que se ha roto definitivamente con la discreción.

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    1. Yo podría contarte asuntos muy espinosos que he escuchado sin querer en el Bus que cojo para ir al Gimnasio. En el Metro, como suele haber más pasajeros y los trenes provocan más ruido, no tengo la misma percepción. Afortunadamente...

      La discreción es una virtud, parece ser, en horas bajas. No sé si es un problema específico de aquí o está extendido por otros ámbitos que desconocemos.

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  4. La cuestión es que antes entrabas en una cabina o llamabas desde tu casa y las conversaciones se mantenían en lo privado. Ahora la mayoría tenemos eso que se llama "nomofobia" (fobia a no tener el móvil) de forma que no sabemos estar sin el móvil. No sé a qué se debe eso de hablar tan alto, para que te oiga todo, pero se ha convertido en algo normal. No sé si tendrá que ver con todos estos programas de la tele en que uno cuenta su vida y encima te pagan por ello, la cuestión es que se ha convertido en algo habitual que resulta alarmante.

    Yo también pongo los acentos cuando escribo whatsapps y todo eso, resulta muy incómodo pero no puedo evitarlo. Unos raros, somos.

    Un abrazo.

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    1. Las cabinas, salvo en Londres, están pasando a la historia. Estoy tan enganchado como cualquiera al móvil, pero no se me ocurre compartir conversaciones privadas con nadie del entorno. Antes, desaparezco o hablo en lenguaje cifrado...

      Saber que hay algún raro además de uno mismo...me congratula.

      Abrazos, Angie. ¿Te he dicho lo mucho que te estimo?

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  5. Yo, hace un tiempo publiqué un post en que caricaturizaba el uso de los móviles; y exageré la nota presentando a un individuo que, en el metro, camino del trabajo, se dio cuenta de que se había dejado el móvil en su casa. Por poco se muere de la ansiedad. La gente se lo tomó a eso, a un exageración y una broma. Hoy es una realidad.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Efectivamente, es una realidad. Difícil de entender, eso sí...

      Alguna vez me lo he olvidado en casa y de entrada lo echaba a faltar, pero luego he comprobado que casi se vive más tranquilo. Otra cosa bien diferente es que te llamen los tuyos y no reciban respuesta...

      Un gran abrazo, Miguel. Me alegro que vuelvas a hacer acto de presencia por estos "ruedos" virtuales...

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  6. A mí me sulfura la invasión que se hace hoy por hoy de nuestra intimidad, tranquilidad, espacio de atención o de silencio por el uso abusivo del móvil. Creo yo que habría que legislar el uso de los móviles en lugares públicos, porque, de no ser así, me temo que la mala costumbre de la invasión sobre los demás irá en crescendo. Me comentaban el otro día que en algunas ciudades alemanas ya se han llevado las señalizaciones de semáforos al suelo, para atraer las miradas ausentes de los transeúntes enchufados a sus dispositivos personales, que por cierto ya han causado varios accidentes viales.
    En cuanto al WhatsApp, me sucede lo que a tí: tiendo a cometer errores ortográficos involuntarios por el roce de las teclas equivocadas: no me gusta escribir siguiendo los dictados del predictor de texto, tengo dificultades para ver con claridad el minúsculo teclado y el espacio destinado a las misivas, y entonces los errores suelen suscitarse, cosa que enmiendo al instante haciendo uso del signo "*", que, según me han dicho mis hijos - hábiles tecleadores y expertos en esta aplicación - debe usarse para tales efectos.
    Interesante reflexión, estimado Luis Antonio.

    Besos y buena semana.

    Fer

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    1. El abuso del móvil - celular, ahí - y la presencia en las redes sociales nos convierten en víctimas propiciatorias de la indiscreción si no sabemos ser prudentes a la hora de hablar, escribir y mostrar aspectos de nuestra vida, pensamiento, ideología... Mal asunto.

      A mí no me importa debatir en las redes sobre cuestiones ideológicas, pero creo que soy muy cauto a la hora de manifestar asuntos de índole más privada...Por eso me sorprende la desenvoltura con que algunos se manifiestan a través de estos medios abordando asuntos íntimos y privados que a nadie interesan...

      Los errores involuntarios no tienen la misma significación que el descuido hecho a propósito. Me alegra saber que todavía quedamos algunos antiguos que piensan de otra manera...

      Un fuerte abrazo, estimada Fer

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  7. Acabo de venir de un viaje de casi 12 horas en tren y me llamó la atención que la gente es más discreta en ese medio de transporte que en el autobús, lo más seguro es que fuera casualidad pero ya no es la primera vez que lo percibo.
    En mi experiencia personal, la gente que chilla más por el móvil es la gente mayor, por problemas de audición quizás o por menos costumbre con el aparato.
    Respecto a los estereotipos culturales estoy harto de los comparaciones geográficas. Los subsaharianos, por ejemplo, suelen hablar muy alto pero no sería justo atribuirles a todos ello una determinada actitud.

    Un abrazo

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    1. Sabía que no te gustarían esto de los estereotipos culturales de carácter geográfico. A veces se me ocurre algo sobre las peculiaridades que os atribuyen a los gallegos, pero por ahora no me atrevo. Te tengo pánico...

      Solo a un gallego, como Álvaro Cunqueiro, se le ocurre grabarse en la tumba los epitafios que se grabó. Seguro que los conoces...Algún bilbaíno podría hacerle la competencia, si acaso...

      Un abrazo

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  8. De acuerdo contigo, Luis Antonio.Hay quien da tanta información de su vida privada a voces, que se podría escribir una novela.

    Un abrazo.

    Como creo que somos casi vecinos,te doy mi correo:
    sinrimas@gmail.com

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    1. Alguna novela y algún culebrón...

      Gracias, Fanny. Luego contesto a tu correo

      Abrazos

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  9. En este país no solo se habla en voz alta con el móvil , sin el también , con el móvil se cruzan las calles sin mirar quien puede venir , en este país desgraciadamente se hacen demasiadas cosas que dicen bien poco de la buena educación . Saludos

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    1. Un día observé a una supuesta mamá joven que llevaba con una mano el coche con un bebé y con la otra escribía en el móvil al tiempo que cruzaba por un paso de cebra...Increíble.

      Esperemos que la mala educación sea la excepción y no la norma...A lo mejor somos muy críticos con nosotros mismos... No sé.

      Saludos

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  10. Yo, que soy de las pocas personas que sigo siendo alérgica al móvil y que en contadísimas ocasiones mantengo una conversación con él, justo por esto cuando hablo, quizá lo hago en un tono un poco elevado porque estoy acostumbrada a hablar con el auricular y al faltarme proyecto la voz hacia fuera, si hablar bajito pienso que al otro laso no van a escucharme ..demasiado ruido de fondo, por eso odio hablar por el móvil. Además yo soy de hablar mucho, soy vehemente, me emociono sin querer así q mi tono de voz vaya in creciendo sin poderlo evitar casi siempre ... lo de escribir es otra tortura para mi ... eso sí, tb acentúo si encuentro el acento ( veces ni los encuentro ;) jaja en realidad parezco una abuelita en rehabilitación tecleando con un solo dedo ... ¡¡patético verme!! en fin ... que como ves, no es el móvil mi querido LUIS ANTONIO, al menos en mi caso es que somos mediterráneos .. efusivos, temperamentales y efervescentes ...nada que ver con la contención oriental y ese respeto atávico que resulta envidiable a nivel cívico pero para una persona como yo resultaría mortal. Siempre he sabido si a mi me trasplantaran a esa cultura, moriría en dos días como un pajarito ;)

    Por otro lado creo que la discreción y el cuidado que uno ponga en la información q compartimos es más un tema de conciencia e inconsciencia personal, que de educación. Será que a veces soy muy inconsciente y por eso lo veo así, sentiría enormemente molestar a nadie por ser como soy pero me va a ser muy difícil cambiar ;)

    Muchos muchos besos con todo el cariño y sin alzar ni siquiera un poquito la voz ;)

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    1. Me hace mucha gracias el autorretrato y la autocrítica que haces de ti misma. Eso te honra y a mí me divierte mucho...No cambies, María.

      Hablar en voz alta en un espacio cerrado público molesta y eso deberían saberlo todos, excepto los sordos. Airear asuntos privados tampoco me parece bien...Y que conste que solo estoy pensando en los casos que he vivido directamente, ¿eh?

      Muchos besos, estimada e impulsiva María

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  11. Jamás hubiera imaginado que me parezco a las japonesas, no me gusta nada hablar en público con el móvil. La verdad es que le tengo un poco de alergia, pasa casi todo el día apagado o en silencio, sirve de bien poco.

    Supongo que sabes que el AVE ha habilitado un vagón de silencio (alucinante, puesto que debería ser lo habitual en cualquier vagón por respeto a los demás) que yo siempre cojo, pues no es raro que haya gente que no lo respeta y habla con el móvil.

    Todo un tema.

    Abrazos!!

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  12. A mí no me gusta hablar en voz alta por el móvil en presencia de los demás, pero tengo que reconocer que estoy enganchado a otras de sus aplicaciones.

    Conozco lo del vagón tranquilo del AVE. En un viaje reciente a Madrid, tuve el placer de disfrutarlo.

    Repito una pregunta que te he hecho no sé dónde. ¿Cómo puedo conocer los libros que has publicado y cuál es tu nombre de autoría? ¿Soy indiscreto por hacerte esta pregunta? Si tuviera la dirección de tu correo, no lo haría por este medio.

    Abrazos, U-topia

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  13. No sé, al leer esto me he dado cuenta de que yo nunca he pensado mucho, cuando hablo por el móvil, en el entorno... suelo hablar sólo si lo necesito, no por hablar por hablar... pero te reconozco que no pongo mucho cuidado en el volumen... me sucede que si oigo mal a quien esté al otro lado, me da a mí por hablar más alto... también, a veces, como soy bastante visceral y vehemente, pues, dependiendo de la conversación que tenga, se me puede ir el tono de decibelios...

    No obstante, después de leer esta entrada, pondré más cuidado en el asunto con el fin de no molestar a quienes estén en las proximidades de donde yo mantenga la conversación telefónica...

    En cuanto a la confidencialidad de los asuntos propios en relación al tono de las conversaciones, yo creo que es "un problema menor", pues considero que es mucho peor el contenido que incluimos en los Whatsapp, pues dicho contenido está siendo, de continuo, "capturado y filtrado" por "El Gran Hermano"...

    Yo también pongo todos los acentos y todas las letras, y me niego a hacerlo de otra manera que no sea esa...

    Abrazo.

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  14. Veo que eres autocrítico y eso te honra.
    Cuando me decidí a abordar este asunto fue a raíz de tomar un Bus que me lleva al gimnasio y sufrir en tres ocasiones distintas un martirio considerable al escuchar conversaciones espinosas expresadas en voz excesivamente alta. La mayoría de los viajeros experimentaron algo parecido. Alguno hasta esbozó un tímido "shiiiii" recabando silencio infructuosamente...
    Quizás sea más la excepción que la norma, ¿eh?

    Últimamente me fijo mucho con las bicicletas que se saltan sistemáticamente los semáforos en rojo y que circulan por aceras estrechas. Cualquier día de estos les dedico una entrada, aunque solo (me cuesta no acentuar esta palabra, tal y como mandan los normas ortográficas recientes) sirva para desahogarme...No sabes cuánto me irrita el incivismo.

    Abrazos

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  15. A mí lo de las bicicletas también me cabrea...
    Yo sólo lo voy a seguir acentuando diga lo que diga la RAE... de hecho, hace poco reconocía alguno de sus miembros que esta batalla la habían perdido...

    Abrazo.

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